domingo, 24 de febrero de 2013

Insomnio, Charla y Caos.


Hola. Sí, me colgué. Y tampoco encontraba el tiempo para escribir. Es una excusa sumamente estúpida, porque uno siempre debería encontrar tiempo para hacerlo. Estuve de vacaciones y conocí gente bastante increíble cuyas historias voy a referir otro día. Pero hoy no. Hoy quiero contarles otra cosa.
Hace un par de días hablé con una amiga un par de cosas importantes. Hablo cosas importantes con muchos amigos, pero esta charla en particular me llamó la atención.

Un segundo. Hay un par de cosas (quizás irrelevantes, pero a mi gusto importantes) que tengo que explicar antes de seguir.

Durante mucho tiempo fui una persona con insomnio. No del divertido que te acostás a las cuatro de la matina y te levantás a las tres de la tarde del otro día despreocupado. Insomnio del estúpido. Del abrumador. Del “Oh, yo, persona reflexiva, pienso.”.  Insomnio en el cual uno repasa decisiones o momentos que tuvieron lugar  en el último tiempo, y en las consecuencias que todo eso acarrea de una manera u otra. A veces se transforma en insomnio productivo.  Lo dedicás a la música, a escribir o a estudiar. O a adelantar cosas que seguías posponiendo. Pero el insomnio reflexivo y de larva tirada es lo peor que te puede pasar. Uno empieza a pensar  y…
Y acá te encontrás con el primer punto en cuestión. ¿Cómo sabés si lo que decídis está bien o está mal? ¿Había algo que decidir en el momento o fue una sucesión de pensamientos estúpidos e impetuosos que encadenados llevaron a un acto del cuál uno después se arrepiente? Qué se yo. ¿Y las consecuencias de las decisiones? Porque claramente SIEMPRE hay consecuencias para las cosas que decidimos. El poco dormir te lleva a replantearte todas estas giladas. Hasta que alguien te da un sopapo y te das cuenta que hay cosas por las que vale preocuparse y otras por las que no.
Las consecuencias. A veces capaz te conviene pensarlo como la metáfora de la mariposa que bate las alas y genera un tornado. Todo lo que hacemos, por más mínimo que sea, puede generar algo mucho más grande. ¿La mariposa sabe con certeza que va a generar un tornado? No, para nada. La mariposa decide batir las alas. Porque es lo que hace y lo que tiene que hacer.  A veces genera un tornado y otras no. La ley del fucking caos. (Es maravilloso si hacen esta asociación: Caos – Guasón -- Heath Ledger – una de las mejores películas de todos los tiempos. Es inevitable)
¿Qué tiene que ver el caos con todo lo mencionado anteriormente? Nada y todo. Las relaciones humanas son caóticas. Lo que uno dice o decide puede tener consecuencias que uno no se imagina.
Y esto a su vez se entrelaza con otra cuestión que vengo arrastrando hace bastante tiempo. Es jodido encontrarse en el epicentro de, supongamos,  una guerra entre dos bandos. Es peor ser neutral o “tibio” que ser absolutamente comprometido con algo. Cautela, orgullo, susceptibilidades. Tenés que tener en cuenta un millón de factores antes de dar un paso adelante. Señores, el neutro la pasa como el ojete, porque el neutro es un imbécil.  El neutro quiere estar bien con Dios y con el Diablo. El Neutro prácticamente no toma decisiones. Quizás sea complaciente para no herir a nadie o para ver cómo se siente la otra persona. Espera para decir las cosas, las piensa, las reescribe.
Al carajo los neutros, entonces.
Eso fue lo que me dio a entender mi amiga en una charla (en casa y acompañada por porrones, como tienen que ser todas las charlas más o menos relevantes). Hablamos de muchas cosas y el líquido corrió bastante, pero cuando le hablé de la posición neutral, me entendió enseguida. No porque haya estado en ese lugar, porque no es una persona para nada tibia o neutra. Es visceral a más no poder, como lo son las personas honestas.
No recuerdo TEXTUALMENTE qué fue lo que dijo, pero en resumidas cuentas, que el tiempo de los neutros ya fue. Las decisiones que tomamos tienen consecuencias pero que por lo menos lo hacemos y nadie las toma por nosotros.  Los neutros fueron. Hay que tomar las cosas como vienen y tratar de hacerlo lo mejor posible. A fin de cuentas uno es como es, y no debería guardarse nada que no sea relevante. A veces hay que dejar la neutralidad de lado y jugarse un poco. Uno elige y tiene derecho a mandarse cagadas. 
Hay que dejar de esperar y obrar. Decidir. Actuar. Batir las alas y generar un vientito. O un tornado. Mi amiga me hizo dar cuenta que sobreponer los intereses ajenos sobre los personales no siempre es bueno. Dejar la neutralidad complaciente de lado y ser visceral. Como ella. Hay que mirar siempre para el costado. Pero hay que dejar de salvar al que no quiere ser salvado. Al que no acepta que uno se comprometa con la realidad y sea honesto. A veces hay que dejarse salvar, un poquito. Cortar con el dramatismo y ver la realidad como es. Lo malo y lo bueno.

Gracias por el sopapo.